Por Fernando R. Klappenbach | 24/08/2025

Como señalaba el historiador plantense Dr. René Orsi: “La historiografía americana llamada “clásica”, al estudiar la acción política de San Martín y Bolívar ha hecho hincapié en aquellas discrepancias circunstanciales contribuyendo a crear recelos y malquerencias entre pueblos de un mismo origen y destino común. El complot de “balcanización” de la América antes española encontró un invalorable elemento coadyuvador en este enfrentamiento producido por los exégetas “de Guayaquil” y hemos terminados los americanos meridionales artificialmente divididos en “sanmartinianos” y “bolivarianos”.
Afirmo sin hesitaciones que en la reunión en Guayaquil los generales Bolívar y San Martín coincidieron sustancialmente en todo lo tratado.
Al detallarle el resultado de la entrevista que mantuvo con San Martín en Guayaquil Bolívar le escribe al General Santader el día después de su despedida con el vencedor de Maipú: “El Protector me ha ofrecido su eterna amistad hacia Colombia y una federación completa y absoluta…debiendo ser la residencia del congreso Guayaquil…también ha recomendado a Mosquera para que en Chile y Buenos Aires admitan la federación”
Por su parte San Martín en bien llegó al Callao proclamó: “El 26 de julio pasado, en que tuve la satisfacción de abrazar al héroe del Sur, fue uno de los más felices de mi vida. El Liberador de Colombia no sólo nos auxilia con tres de sus bravos batallones sino que también remite con el mismo objeto un considerable armamento”.
Pero además de la ayuda que los dos se brindaron con generosidad en la común lucha contra los ejércitos realistas, los libertadores pugnaban por organizar los nuevos estados -que ellos habían contribuido como ningunos otros a su independencia de España- en una fuerte asociación. Estas ideas rectoras conversadas en Guayaquil, tal lo refiere Bolívar, habían sido explicitadas por ambos con anterioridad.
Así, en su proclama a los peruanos de 1818 San Martín dijo: “Afianzados los primeros pasos de nuestra existencia política, un congreso general compuesto de los representantes de los tres estados (Provincias Unidad, Chile y Perú) dará a su organización una nueva estabilidad; y la constitución de cada uno, así como su alianza y federación perpetua”.
De mismo modo y en el mismo año Bolívar dirigiéndose a los “habitantes del Río de la Plata” sostuvo: “una sola debe ser la Patria de todos los americanos ya que en todos hemos tenido una perfecta unidad agregando que cuando se alcance el triunfo final se apresurará a entablar “con más vivo interés, el pacto americano que, formando de todas nuestras repúblicas un cuerpo político, presente a la América al mundo con un aspecto de majestad y grandeza sin ejemplo en la naciones antiguas”.
Pero debo subrayar que, además de las coincidencias en las ideas y en la acción que los unieron, y, aunque apenas se conocieron unas horas en Guayaquil, los libertadores guardaron siempre un profundo afecto y respeto entre sí.
El General Tomás de Iriarte, que estaba en Londres en 1824 con Alvear en misión diplomática, dejó escrito en sus memorias: “Yo asistí a un convite que le dieron a San Martín, y al que asistieron varios personajes, dos o tres almirantes ingleses, y algunos lores irlandeses: concurrió todo el cuerpo diplomático americano, incluso la legación de los Estados Unidos. Al final de la demostración el Libertador “tomó una copa y bebió por su amigo Bolívar”.
Es decir que, a mucha distancia del escenario que compartió con Bolívar en la lucha por la libertad americana y siendo el único homenajeado en la lejana Londres, San Martín, que pudo haber brindado por otras muchas razones, eligió sólo hacerlo en honor a su amigo venezolano.
En carta al General Miller, San Martín cuenta que al despedirse en Guayaquil le dijo a Bolívar que se alejaba del Perú y agregó: “Ahora le queda a usted general un nuevo campo de gloria en que va usted a poner el último sello a la libertad de América. Me embarqué habiéndome acompañado (Bolívar) hasta el bote y entregándome su retrato, como una memoria de lo sincero de su amistad”.
En su dormitorio de Boulogne-Sur-Mer, San Martín colocó sobre la pared frente a su cama el retrato que Bolívar le había obsequiado. Al momento de expirar su ceguera no le permitió, seguramente, ver el rostro del vencedor de Junín, pero tenía conciencia que su amigo lo acompañaba en aquella hora de las tres de tarde del 17 de agosto de 1850.
Las coincidencias y la amistad entre San Martín y Bolívar debe ser siempre una referencia para unirnos a los latinoamericanos. Con la sinceridad que siempre lo caracterizó René Favaloro, nos dejó un claro mensaje “Debo confesar que estoy cansado y aburrido de observar reuniones y más reuniones de la dirigencia política latinoamericana, con diversas denominaciones, donde después de deliberar durante varios días entre banquetes suntuosos, se redactan hermosas providencias que sólo sirve para que los pueblos sigan viviendo de ilusiones. San Martín y Bolívar nos convocan a la Federación; los dos lucharon y soñaron por ese ideal”.