Por Claudio Chaves | 11/08/2024

POLÍTICOS QUE ASQUEAN
Arranquemos desde el vamos. La decisión de que Alberto, ahora, mal presidente, encabezara la fórmula de Cristina, fue de ella. ¡Una genialidad! Algunos años después lo explicó: como Alberto no expresa ninguna línea en el peronismo y no tiene base, es el candidato ideal. ¿Qué quiso decir Cristina?, sencillo: ¡Alberto es un cuatro de copas, un cero a la izquierda! ¡Lo tenía claro! También lo humilló. Alberto aceptó. Como la costurerita que dio el mal paso ¡lo encandilaban las luces del centro!
Lo que no comprendió ella, el peronismo y un amplio sector de la sociedad es que nuestra historia nacional está cargada de fracasos en similares situaciones, esto es: no hay vicariato en la política que haya sido efectivo. La política como ciencia no admite que el jefe esté afuera del centro del poder. Lo aceptaron. Unos, porque ella lo sugería. ¡Ella sabrá, afirmaban! Otros, porque con Alberto se hacía posible la fantasía del femicidio político. Se unieron el agua y el aceite o el hambre y las ganas de comer.
LA MEJICANEADA
El peronismo no kirchnerista pensó que con el Profesor de la UBA se abría la oportunidad de desplazar a Cristina. ¡Ah,jaja! Esto es que Alberto, en cuanto la Vice se descuidara, la mejicanearía. A lo largo de cuatro años muchos gobernadores fueron alentados a realizar el asalto a la fortaleza. Burrada. El mismo error cometió Massa después, creyendo que podía meter la derecha desde la izquierda. No saben de política, no saben de historia. De todos modos votar a Alberto no los hace responsables de sus brutalidades privadas. Pero tampoco sería conveniente explicar el fracaso de la experiencia política por la personalidad agresiva, frívola, codiciosa y crematómana del Profesor. El peronismo y el kirchnerismo fracasaron en toda la línea. Porque el armado y el gobierno fueron un disparate. No es sano cargarle toda la culpa a un cuatro de copas, en el preciso momento en que se muestra de manera salvaje y primitiva, encerrado en Puerto Madero, en una vivienda que no es suya, según dicen. Ahora, en el negocio de los seguros se comportó como un caballero hasta que dijo “mi querida secretaria” y aparecieron las fotos.
EL PERIODISMO QUE ASQUEA
El periodismo no siempre se ha comportado como una fuente de información, opinión o educación en valores; responsabilidad y ética que no debieran faltar en la profesión. No hago referencia a la mentira tan de moda por estos tiempos, llamada fake news, sino a hurgar en zonas de la vida privada que en nada ayudan a mejorar la vida política. Hubo momentos de mezquindad y miseria que con suerte pueden hacer recapacitar a este periodismo de cloaca. En la época de Rosas cuando se vivieron los trágicos hechos conocidos como la Revolución de los Restauradores, el periodismo o mejor dicho pasquines mal olientes alimentaban la furia descargando agresiones que nada tenían que ver con la lucha política. Por ejemplo el pasquín El Rayo decía de un Ministro de Rosas: “Rudo, corrompido, traidor sucio, asqueroso, tiene por el Retiro un nido y debajo de la barba un amasijo de verrugas sulfúricas adquiridas en los combates de Venus” De otro Ministro, de alta prosapia y alcurnia, decía que era el hijo espurio de un barbero y una mulata y que utilizando una negrita de su servicio vendía las sentencias penales que redactaba. De Encarnación, mujer de Rosas, se afirmaba que era borracha. En fin sería muy extenso citar a todas aquellas barbaridades. Tiempo después los periódicos porteños al mencionar a Urquiza decían de él: asqueroso, inmundo, traidor y borracho unitario. En el presente no nos hemos quedado atrás. Por el contrario hemos profundizado aquellos errores. Por estos días dos periodistas, femeninas, subieron sus elucubraciones a Tik Tok, asqueando por su imprudencia, al menos a quien esto escribe. Que lo digo, que no lo digo, reían en un juego perverso de palabras. En el libro no lo pusimos, afirmó una, pero si lo querés decir hacelo ahora y la imprudente deslenguada se desgració acerca de la paternidad de Alberto. Sin pensar, con tal de estirar la cuerda hasta las profundidades hediondas de la moral que hay una criatura en el medio que tiene dos años y que pronto será mayor. ¡Una vergüenza! Otro periodista, en este caso un hombre, con conductas impropias de un caballero, progresista descreído del kirchnerismo, con el cual rompió por medio de un libro, y volvió a recaer, como vicioso en recuperación, pero esperanzado en Alberto, (se le nota el disgusto), afirmó en el medio de la brutalidad de Alberto y como para comprenderlo o quizás disculparlos que su ex mujer, Fabiola, es alcohólica, borracha y que entonces, todo se hace muy difícil. A este innombrable le sugiero que de ser cierto lo que dice, hay una alternativa mejor que golpear, y es ayudar.