Reproducimos la exposición de Pascual Albanese en la reunión del centro de reflexión política Segundo Centenario, celebrada el martes 12 de noviembre en el salón de la UCES.
Por Pascual Albanese | 17/11/2024
- En 1968, muchos años antes de que la palabra globalización se incorporara a los diccionarios, Perón advertía: “En el mundo de hoy la política puramente nacional es una cosa casi de provincias. Lo único que verdaderamente importa es la política internacional, que juega desaprensivamente por afuera ypor adentro de los países”. En 1837 Alexis de Tocqueville, en su libro “La democracia en América”, decía: “No es que Estados Unidos sean el futuro del mundo. Lo que sucede es que Estados Unido es el país del mundo donde el futuro llega primero”. Por esas dos razones cabría afirmar que el triunfo de Donald Trump en las elecciones estadounidenses es el acontecimiento más importante de la política mundial y también argentina de este año 2024.
- Vivimos un cambio de época, signado por la Cuarta Revolución Industrial, cuya expresión emblemática es la inteligencia artificial, acompañada por el vigoroso desarrollo de la biogenética. Cuando creíamos haber perdido nuestra capacidad de asombro abrimos nuestros celulares y descubrimos que lo imposible está delante de nosotros. El avance de la inteligencia artificial desencadena una explosión de productividad y una creciente demanda de empleo calificado, con un profundo impacto cultural en la sociedad mundial.
- Las mayores empresas del mundo y los nuevos multimillonarios son parte de la economía del conocimiento. Bill Gates, el creador de Microsoft, ha hecho escuela. Marck Zuckenberg (fundador de Facebook, Meta) era su principal discípulo hasta en irrumpió Elon Musk, que basa su condición de hombre de negocios con su visión estratégica. Según Musk, después de la integración planetaria la Humanidad no sólo que no retrocede hacia una desglobalización sino que avanza hacia una post- globalización, signada por la conquista del espacio. Para Musk la Tierra necesita un “back up” para garantizar la supervivencia de la civilización ante una posible catástrofe ecológica. En su concepción, propia de un “estadista libertario”, que centra en la empresa privada y no en los estados la respuesta a los desafíos de la época, cada problema es también una oportunidad de negocio.
- Así nace Space X, cuyo objetivo es la colonización de Marte (con una etapa intermedia en la Luna) y que mientras tanto impulsa el turismo espacial. Esa misma concepción inspiró el nacimiento de Starlink, que empuja el crecimiento de la conectividad y la llegada de Internet a todos los rincones del planeta, tal cual comienza a ocurrir ya en la Argentina. Neuralink es otra idea de Musk, fundada en la búsqueda y el aprovechamiento de la conexión entre el cerebro humano e Internet. Open Ai, una compañía de la que Musk fue cofundador, es la creadora del chat GTP, cuyas versiones cada vez más sofisticadas multiplican las posibilidades de adquisición de conocimientos. Para Musk, Twitter (X), comprada en 44.000 millones de dólares, es el “Agora global”, una réplica aumentada del escenario de la “polis” griega de Atenas del siglo V A.C, cuya irrupción marcar el tránsito desde la democracia directa presencial hacia una nueva democracia directa digital.
- El panorama político internacional está caracterizado entonces por la contradicción entre un cambio tecnológico incesante, con una velocidad vertiginosa y sin precedentes, y la subsistencia de estructuras políticas, económicas, sociales y culturales previas a esa transformación. Carlos Marx decía que las situaciones revolucionarias ocurren cuando el avance de las fuerzas productivas entra en conflicto con las relaciones sociales de producción, o sea con los sistemas preexistentes. En este nuevo escenario global los gobiernos tienden a perder el control de los acontecimientos y, por lo tanto, a defraudar las expectativas de las sociedades, lo que genera un estado de descontento colectivo que en términos electorales beneficia a las oposiciones.
- Esto explica que en la treintena de contiendas presidenciales realizadas en el hemisferio americano en los últimos años en veinticinco triunfaron los candidatos de la oposición y sólo en cinco ganaron los oficialistas y que entre estas últimas cinco figuren Daniel Ortega en Nicaragua y Nicolás Maduro en Venezuela, surgidos de elecciones cuestionadas por la comunidad internacional. Este contraste valoriza la excepción marcada por la abrumadora victoria en México de Claudia Sheimbaum, candidata del Movimiento de la Cuarta Transformación, liderado por el presidente saliente, Manuel López Obrador, que derrotó en las urnas a una auténtica “coalición del pasado”, integrada por los tres partidos tradicionales: el Partido Revolucionario Institucional, el Partido de Acción Nacional y el Partido Revolucionario Democrático. No está de más recordar que en las tres últimas elecciones presidenciales celebradas en la Argentina y en Estados Unidos ganaron los candidatos de la oposición. En esa línea se inscriben el ascenso de Javier Milei y el regreso de Trump.
- Esta situación otorga vigencia a la frase de Antonio Gramsci, aquel célebre pensador marxista italiano que hablaba de la transición entre “lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no acaba de nacer”. Hoy lo “nuevo” es lo que allá en 1980 el estadounidense Alvin Tofler, autor de la “Tercera Ola”, bautizó como “sociedad del conocimiento”. En esta nueva sociedad hay una drástica redefinición del concepto y el papel de la educación y de su vinculación con el mundo del trabajo, cruzados ambos por el vector tecnológico. En ese contexto, cuando en la actividad laboral el músculo cada vez más es reemplazado por el cerebro, irrumpe el nuevo rol de la mujer en la vida económica y política y el ascenso de la juventud como nuevo actor social, potenciado por su facilidad innata (no adquirida como los mayores) para el empleo intensivo de las nuevas tecnologías de la información, un fenómeno que influye fuertemente en la política mundial y también en la Argentina.
- Este cambio tecnológico coincidió en el tiempo con el agotamiento de la era unipolar, signada por la hegemonía estadounidense que emergió en el escenario mundial en 1989 a partir de la caída del muro de Berlín. Hay un desplazamiento geopolítico que traslada el eje de la economía mundial desde el Norte hacia el Sur, desde Occidente hacia Oriente y desde el Atlántico al Pacífico. En el mundo occidental este deslizamiento se refleja en una crisis política generalizada y el auge de las llamadas «derechas alternativas» que cuestionan los sistemas tradicionales con propuestas que muchos politicólogos bautizaron, por la negativa, como «democracias iliberales».
- En 1996 Paul Piccone, un pensador estadounidense formado en la “nueva izquierda” de la década del 60 pero inspirado por un espíritu creativo que enriqueció su visión, se anticipó a este fenómeno en su libro “El populismo postmoderno”. Para Piccone ese “populismo postmoderno” combatía la hegemonía de la “nueva clase”, que no era exactamente la antigua burguesía sino un estrato social emergente constituido por los “propietarios del saber simbólico” que habían convertido a la “corrección política” en una suerte de dogmatismo religioso que sacralizaba el “statu quo” y desacreditaba por irracional cualquier pensamiento alternativo. El historiador francés Alain Rouquié, en su reciente libro “El siglo de Perón”, donde destaca la actualidad del pensamiento de Perón en la política mundial de este siglo XXI, analiza precisamente la irrupción de ese “populismo postmoderno” encarnado por las “democracias iliberales”.
- Como sucede siempre en la historia está mucho más claro lo que muere que lo que nace. Ese interrogante remite al replanteo de la eterna cuestión del sentido. Hace ya muchos años, el escritor francés André Malraux, entonces Ministro de Cultura del gobierno de Charles De Gaulle, profetizaba que «el siglo XXI será espiritual o no será». Resulta muy significativo que el Papa Francisco haya resuelto la creación de la Universidad del Sentido, que puso a cargo de Hugo Juri, ex rector de la Universidad Nacional de Córdoba, y al mismo tiempo de una escuela de líderes políticos, dirigida por el argentino Juan Ignacio Maquieyra, en cuya gestación tuvo un papel protagónico Antonio Solá, un consultor español autor de un reciente artículo sobre las “nuevas tendencias” donde subraya, a semejanza de Musk, que “la política tradicional está muriendo y surge una nueva democracia digital”. Para Solá “la nueva democracia es digital, directa y participativa”. Según esa visión estamos en camino hacia una recreación de la democracia que tiende a su profundización, El principio rector de esa transformación reside en la aplicación de la regla de colocar lo más cerca posible de la base de la sociedad la resolución de los asuntos concernientes a cada sector y a cada comunidad local.
- El fin de la “era unipolar” no invalida la sentencia de Tocqueville sobre el futuro mundial ni supone de ninguna manera que Estados Unidos haya dejado de ser la primera superpotencia, tal como surge de su indiscutible liderazgo tecnológico y su aplastante superioridad militar. Pero también en Estados Unidos sobresale el contraste entre el sistema político y el cambio tecnológico y la consiguiente crisis de representatividad, que se manifiesta en que la palabra “Washington”, más que a la capital del país, evoque la imagen de un prostíbulo consagrado a las bajas transacciones políticas, Esta percepción está unida a la idea de que Estados Unidos está en decadencia, ha perdido relevancia mundial y corre el peligro de dejar de ser la primer superpotencia. De allí la resonancia alcanzada por las consignas agitadas por Trump de “America First” y “Make America Great Again” (MAGA).
- El triunfo de Trump provocó una fase depresiva en el “progresismo” estadounidense y mundial. Bernie Sanders, líder del ala izquierda del Partido Demócrata, señaló que «no puede sorprender que si el Partido Demócrata abandonó a los trabajadores, los trabajadores hayan abandonado al Partido Demócrata». David Brooks, un columnista del New York Times, sostuvo que «hay algo extraño en una clase educada que se mira en el espejo de la sociedad y solo se ve a sí misma». David Rieff, un destacado intelectual de izquierda, hijo de la novelista Susan Sontag, afirmó que “desde tertulias en cadenas de cable de tendencia demócrata como CNN y MSNBC en las que los panelistas se superan unos a otros buscando a quién culpar, hasta innumerables videos de Tik Tok colgados por jóvenes que los gravan literalmente gritando y enfurecidos, pasando por universidades que anuncian que habrá lugares para que los estudiantes traumatizados por el resultado a acudan a terapia o simplemente intenten asimilar lo que acaba de ocurrir, el Estados Unidos liberal y “progresista” está en plena crisis”.
- Los resultados electorales arrojaron otras particularidades dignas de análisis. La primera, y más obvia, es que, por primera vez desde la elección presidencial de 2004, el Partido Republicano superó en votos a nivel nacional al Partido Demócrata. La segunda, más traumática para los demócratas, fue que entre los electores con ingresos anuales superiores a los 200.000 dólares, esto en el sector más adinerado de la sociedad, Harris obtuvo un 55% de los votos contra el 44% de Trump.
- Hay otra singularidad, que exige ser profundizada: el 7 de octubre, al cumplirse el primer aniversario de la incursión terrorista de Hamas en territorio israelí, Trump visitó en Queens la tumba de Rebbere Menchem Mendel Schneerson, el personaje reverenciado por los miembros de la Jabad Lubavitch, la organización judía ortodoxa de enorme relevancia que en la Argentina tiene como personalidad más representativa al empresario Eduardo Elsztain, directivo del Consejo Judío Mundial. Como se sabe, Javier Milei suele visitar ese mismo lugar cada vez que viaja a Nueva York. Paradójicamente, las encuestas indicaron que, pese a que Trump fue el presidente estadounidense más firmemente alineado con Israel en el conflicto de Medio Oriente, la gran mayoría de los votantes judíos optó por Harris, mientras que, a la inversa, la inmensa mayoría de los judíos israelíes preferían a Trump y se alegraron por su victoria.
- Para interpretar el devenir de este novedoso paisaje político conviene focalizar la atención en el vicepresidente electo, James David Vance, de 40 años, un probable futuro presidente de Estados Unidos. Oriundo de Ohio, uno de los estados del llamado “cinturón del óxido”, víctimas del proceso de desindustrialización que afectó seriamente a esa región a partir de la década del 80 por el éxodo de fábricas al exterior, es el autor de un “best seller” que narra las peripecias de su vida y su entorno familiar en aquellos años difíciles. Tras una etapa de duro esfuerzo personal logró recibirse de abogado en la prestigiosa universidad de Yale y comenzó una exitosa carrera profesional, cimentada en su trabajo con Peter Theil, el personaje central de Open Ai, que le posibilitó convertirse en un inversor de riesgo en empresas de alta tecnología. Ex combatiente en Irak, y después de su salto a la política, que le valió ganar la senaduría por Ohio, protagonizó un acontecimiento muy poco común como su conversión pública al catolicismo, decisión que según declaró obedeció a una lectura de San Agustín. Semejante perfil intelectual, con una visión ideológica influida por la doctrina social de la Iglesia y autodefinida como “post-liberalismo”, transforman a Vance en una versión de lo que podría caracterizarse como un “trumpismo ilustrado” que procura conceptualizar el discurso político de Trump, un presidente que constitucionalmente no tiene derecho a la sucesión, lo que coloca a su lugarteniente en un lugar privilegiado a la hora de su sucesión.
- Con independencia de los porcentajes electorales, en Estados Unidos emerge un nuevo “espíritu de época”, profundamente arraigado en la sociedad. Una muestra de ello es lo ocurrido con la cobertura televisiva de la elección presidencial que en 2024 tuvo un rating 24% menor que en 2020 y donde Fox News, el canal conservador de noticias conservador, duplicó la audiencia de la CNN. Este hecho está acompañado por la ratificación del predominio alcanzado en la opinión pública por las redes sociales en detrimento de los medios periodísticos tradicionales, una tendencia que Vance caracteriza como el surgimiento del “periodismo ciudadano”, expresión de esa nueva “democracia digital” de la que hablaba Solá y que, de acuerdo con la profecía de Tocqueville, conviene situar a escala mundial.
- Pero Estados Unidos ya no es el único actor determinante de la política mundial. Ahora también está China. El Partido Comunista Chino protagoniza el máximo ejemplo de desarrollo capitalista en la historia económica La experiencia china deja en un plano menor cualquier comparación con otros milagros económicos. En 1979, cuando Deng Xiao Ping puso en marcha la estrategia de apertura internacional el ingreso por habitante era 184 dólares. En 2023 esa cifra trepó a 12.600 dólares por habitante. Esto posibilitó el surgimiento de una nueva clase media, con alta capacidad de consumo, que actualmente asciende a unas 320 millones de personas, el equivalente de la población de Estados Unidos. En 2023 la exportación de automóviles chinos a América Latina superó a la estadounidense. Estas cifras constituyen una lección histórica y revela el fracaso de muchos pronósticos occidentales: la democracia liberal y la economía de mercado no son sinónimos.
- Entre ambas superpotencias existe una relación de competencia y cooperación simultáneas, signada por la interdependencia recíproca y la interpenetración económica. Estados Unidos son socios comerciales imprescindibles el uno para el otro. El ejemplo paradigmático es el propio Musk. La segunda fábrica de Tesla en el mundo está situada en Shangai y es la segunda compañía de automóviles eléctricos en el mercado chino, el más importante del mundo. La primera empresa en ese rubro es BYD, una compañía china en la que Warren Buffet, el mayor inversor financiero estadounidense, tiene el 30% de las acciones. Una de los mayores peligros para la economía estadounidense sería un debacle de la economía china y, a la inversa, uno de los riesgos más tremendos para la economía china sería un colapso de la economía estadounidense. Esto de ninguna manera elimina la rivalidad entre las dos superpotencias ni la ardua pelea por el liderazgo mundial pero impone límites que ambas partes están obligadas a respetar.
- Para indagar sobre la estrategia de Trump en esta disputa entre Estados Unidos y China por el liderazgo mundial conviene atender al relato de Henry Kissinger sobre la “teoría del loco” que en su momento le explicara personalmente Richard Nixon: «A veces hay que nivelar una amenaza con otra amenaza. Hay ocasiones que merece la pena volverse un poco loco». Para Nixon la imagen de que el presidente de la primera potencia nuclear pudiera padecer alguna alteración mental ayudaba a imponer respeto entre sus enemigos. En 1987, mucho antes de lanzarse a la arena política, en su libro «El arte de negociar», cuyo título original en inglés era “El arte del acuerdo” (“Deal”), Trump sostenía que «mostrar dureza, confrontación, fortaleza fuerza a otras personas a prestarte suficiente atención». Pier Paolo Barrieri, fundador de Ualá, explica que “a Trump hay que tomarlo muy en serio pero no literalmente”.
- Esta apreciación sobre el valor de la metáfora en el lenguaje de Trump incluye sus afirmaciones sobre el proteccionismo industrial y la elevación de los aranceles a las importaciones. Sin ninguna duda algunas medidas de este tipo pueden ser aplicadas en el corto plazo como parte de una estrategia de golpear para negociar, pero conviene puntualizar que una de las consecuencias del despliegue de las nuevas tecnologías de la información en el aparato productivo es una drástica reducción del impacto de la incidencia de la mano de obra en el costo final de los productos. Esta modificación estructural, unida al compromiso de Trump de eliminar las restricciones legales que traban la producción petrolera, para disminuir el costo de la energía, y la reducción de la carga impositiva a las empresas, abre las puertas para que las compañías multinacionales que antes trasladaban sus plantas al exterior para beneficiarse con los salarios más bajos revaloricen las ventajas de estar más cerca de los grandes centros de consumo, lo que posibilitaría un proceso de reindustrialización en Estados Unidos.
- Un factor adicional a tener en cuenta, y que nada tiene que ver con la personalidad de Trump, es una característica histórica que diferencia a los demócratas de los republicanos. Los demócratas son más propensos a construir un mundo a imagen y semejanza de los Estados Unidos, mientras que los republicanos tiende a privilegiar un sistema de alianzas más pragmático. De hecho fueron dos presidentes demócratas, Woodrow Wilson y Franklin Roosevelt, quienes involucraron a Estados Unidos en las dos guerras mundiales del siglo XX y otro mandatario demócrata, John Kennedy, quien inició la guerra de Vietnam. La “Alianza de las Democracias” proclamada por Biden como una pieza clave de su política exterior para enfrentar a China, Rusia e Irán, entre otros, responde a esa visión ”idealista”, que funda la fortaleza de Estados Unidos en el prestigio derivado del “softpower” (poder blando) y basado en la reivindicación de los valores de las democracias occidentales. Trump, en cambio, es partidario del ”hard power” (poder duro) y habla de la “paz a través de la fuerza”. En ese contexto cabe pronosticar que la política estadounidense apuntará a un endurecimiento táctico, orientado a mejorar la relación de fuerzas con China para negociar en las mejores condiciones posibles. En los hechos se trata de una pulseada dentro una suerte de “G-2” que moldea la política mundial.
- En ese marco estratégico, signado por el juego de las superpotencias, se mueve lo que podríamos llamar, sin ánimo peyorativo, «el resto del mundo». Esta denominación incluye a Europa Occidental, con su decadencia y su crisis demográfica, las potencias emergentes como India, Rusia y Brasil, unidas con China en el grupo BRICS, y los países de América Latina. La inserción de la Argentina en este nuevo sistema mundial exige la articulación entre una firme defensa del interés nacional con una cultura de la asociación que demanda la época. Esta definición tiene que contemplar una regla básica: los países no se mudan. Por esa elemental regla de fatalismo geográfico, la prioridad ineludible para la Argentina es el fortalecimiento de la alianza estratégica con Brasil y la reformulación y el relanzamiento del MERCOSUR como un bloque regional proyectado internacionalmente.
- Para la Argentina la necesidad de un replanteo del MERCOSUR, que implica ante todo promover una apertura internacional que supere su actual estado de estancamiento, se ve potenciada por las perspectivas del incremento de la demanda mundial de alimentos y de energía. El aumento de la población mundial y el crecimiento del consumo de las poblaciones del mundo asiático constituyen una gran oportunidad para las exportaciones agroalimentarias. Mientras tanto, la explosión de la inteligencia artificial supone un aumento exponencial en la demanda mundial de energía, lo que valoriza todavía más la ya extraordinaria potencialidad exportadora de los yacimientos de Vaca Muerta. Estas ventajas, unidas al desarrollo de la minería, en especial cobre y litio, y de la industria del conocimiento, dos rubros en los que la Argentina también tiene notorias ventajas competitivas, abren la posibilidad de superar el periódico estrangulamiento de la balanza de pagos que traba el camino de un desarrollo sustentable.
- Corresponde destacar que en el mundo de hoy la política exterior ya no es solamente una responsabilidad exclusiva de los estados nacionales. En el caso específico de la Argentina demanda también un activo protagonismo de las regiones y de las provincias, a las que la reforma constitucional de 1994 habilitó para establecer acuerdos internacionales. Esta cuestión es vital en materia de inversiones para infraestructura. Un caso paradigmático es el Acueducto Córdoba-Santa Fe, financiado por fondo soberano de Arabia Saudita. Más recientemente, el gobernador Claudio Vidal, el primer dirigente sindical en asumir la gobernación de una provincia, suscribió una carta de intención a fin de promover las inversiones chinas para encarar la modernización de la infraestructura portuaria de Santa Cruz. El pasado viernes 8 de noviembre, en Santiago del Estero, el flamante canciller, Gerardo Werthein, y el gerente general del BID, James Scriven, se reunieron con los gobernadores de esa provincia, Gerardo Zamora, de Formosa, Gildo Insfrán, de La Rioja, Ricardo Quintela, de Catamarca, Raúl Jalil, de Jujuy, Carlos Sadir, de Misiones, Hugo Passalacqua, de Chaco, Leandro Zdero, y de Corrientes, Gustavo Valdés, el vicegobernador de Salta, Antonio Marocco, y con 450 empresarios. Como dice un viejo refrán, “Dios escribe derecho sobre renglones torcidos”: el virtual cese de la financiación del Estado nacional en materia de obras públicas abre una nueva oportunidad al federalismo económico y político que las provincias están en condiciones de aprovechar en su propio beneficio y también de la Argentina como Nación.
- Milei apostó fuertemente al triunfo de Trump y se propone ahora cobrar los dividendos de ese acierto estratégico. El descenso de la tasa riesgo país es una consecuencia inmediata de la nueva situación mundial. Pero más allá de las especulaciones políticas coyunturales y de su natural trasfondo electoral lo esencial es que el cambio de época es un hecho estructural históricamente irreversible. No es posible ninguna vuelta atrás. Todas las fuerzas políticas en el mundo, y por supuesto en la Argentina, tendrán que tomar nota de la definición de Perón sobre la misión de la conducción política, que consiste en “fabricar la montura propia para cabalgar la evolución, sin caernos”.