Arenga del Contraalmirante Carlos Büsser el 1° de Abril de 1982

Palabras pronunciadas por el contraalmirante Carlos Busser en la jornada previa al desembarco en Malvinas. Los infantes de marina ya embarcados se enteraron en alta mar por su Comandante hacia donde se dirigían y cuáles sus obligaciones y responsabilidades

El 1 de abril de 1982, alrededor de las 18:30 horas el Comandante de las Fuerzas de Desembarco, Contraalmirante Carlos Büsser, pronuncia una arenga anunciando OPERACIÓN ROSARIO que tenía como objeto recuperar las ISLAS MALVINAS desalojando a las fuerzas británicas que las ocupaban:

«Soy el comandante de la fuerza de desembarco, integrada por los efectivos de la infantería de marina y del ejército argentino embarcados en este buque –ARA Cabo San Antonio- y algunas fracciones a bordo del destructor Santísima Trinidad y del Rompehielos Irizar, y de los buzos tácticos embarcados en el submarino Santa Fe.

Nuestra misión es la de desembarcar en las Islas Malvinas y desalojar a las fuerzas militares y a las autoridades británicas que se encuentran en ellas, esto es lo que vamos a hacer. El destino ha querido que seamos nosotros los encargados de reparar estos casi 150 años de usurpación

En esas islas vamos a encontrar una población con la que debemos tener un trato especial. Son habitantes del territorio argentino y por lo tanto deben ser tratados, como lo son todos los que viven en la Argentina.

Ustedes deberán respetar estrictamente la propiedad y la integridad de todas las personas, no entrarán a ninguna residencia privada sino es necesario por razones del combate. Respetarán a las mujeres, a los niños, a los ancianos y a los hombres. Serán duros con el enemigo pero corteses, respetuosos y amables con la población de nuestro territorio a los que debemos proteger. Si alguien incurre en violación, robo o pillaje le aplicaré en forma inmediata la pena máxima.

No dudo que el coraje, el honor, y la capacitación de todos ustedes, nos dará la victoria. Durante mucho tiempo hemos estado adiestrando nuestros músculos y preparando nuestras mentes y nuestros corazones para el momento supremo de enfrentar al enemigo, este momento ha llegado.

Mañana ustedes serán los vencedores, mañana mostraremos al mundo una fuerza Argentina valerosa en la guerra y generosa en la victoria. Que Dios los proteja.»